En el mundo del coaching, es habitual que una persona quiera apoyarse en el proceso para mejorar su experiencia de vida. Esta situación se produce cuando una persona siente que no está todo lo a gusto que podría estar en el día a día y no sabe exactamente por qué.

En ese caso, el primer paso que va a dar con su coach es ayudarle a averiguar cuáles son sus motivaciones o valores. No me gusta demasiado la palabra “valores” porque está muy asociado a la ética y la moral. Cuando empleamos este término habitualmente nos referimos a conceptos como la justicia, la paz, la honradez. Siempre causas nobles por las que merece la pena luchar. Para mí son más “motivaciones” que nos hacen sentir bien cuando vamos hacia ellas o mal cuando nos alejamos.

Esas motivaciones son distintas para cada persona y generalmente no se tienen todas identificadas. Si bien es cierto que hay grandes conocidas como la familia, los amigos, el amor; hay otras que engañan como el dinero o las aficiones.

Me permitiré un pequeño paréntesis para aclarar este último punto. Tanto el dinero como las aficiones enmascaran las motivaciones básicas reales. Nadie es feliz con dinero sin más, la cuestión es ¿Qué aporta el dinero? Puede ser fama, poder, diversión, seguridad. Todos decimos que trabajamos por dinero pero ¿No dejaríamos de trabajar si nos proporcionaran alimento, cobijo, seguridad y diversión sin ver un solo euro? Más complicado es el tema de las aficiones y ahí las preguntas son ¿Cómo te sientes cuando practicas tu afición? ¿Qué parte de ti disfruta? Cuando tengas las respuestas pregúntate ¿Dejarías tu afición por otra que multiplicara eso que has encontrado? Supongo que sí. Entonces, la afición es un medio para conseguir esa motivación y eso es lo que hay que perseguir en tu vida.

Volviendo al tema del coaching, una vez que se tienen identificados las motivaciones que te satisfacen, el siguiente paso el alineamiento. No se trata de conseguir lo que buscas todos los días, para estar alineado no necesitas disfrutar de las motivaciones constantemente, pero sí que tus esfuerzos estén alineados con ellas y sobre todo que no estén en su contra.

También existen otros clientes que buscan un apoyo para acometer una tarea en concreto, algo muy específico. Esos clientes no vienen a las sesiones de coaching a hablar del a amor, la amistad o el respeto, vienen para hablar sobre su negocio, su pareja, su familia, etc. Es trabajo del coach estar muy atento a todo lo que el cliente expresa con palabras, entonaciones, gestos, respiración, miradas, recurrencias, respuestas, preguntas para ir identificando qué lo alimenta, de qué se nutre su YO porque cualquier acción que realice para ir hacia su objetivo debe estar en línea con estas motivaciones y sobre todo, como ya he dicho, nunca debe estar en su contra.

Hay que tener en cuenta que las motivaciones cambian con el tiempo, no hay más que ver lo que persigue una persona con 20 años y con 50. O cómo cambian las prioridades de una persona antes y después de tener hijos.

En cualquier caso, conocer nuestras motivaciones de hoy nos permitirá vivir alineados con nuestro YO interior y será más fácil afrontar los problemas del día a día, para llegar a casa cansados, enfadados con el jefe, con los hijos o con el mundo, pero en paz con nosotros mismos.

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