Con 19 años dejé los estudios y comencé a trabajar.
En una reunión de amigos, alguien me dijo: «si aprendes esto en un mes, te doy trabajo» y lo aprendí. Aprendí a programar en una cosa que llamaba «Dbase 3» o algo así, ya casi ni me acuerdo. Dejé de estudiar y comenzó mi carrera profesional hasta ser consultor de sistemas informáticos para grandes empresas durante 20 años.
He sido emprendedor tres veces. He gestionado equipos de decenas de programadores repartidos por todo el mundo y he tenido el privilegio de contar con muy buena formación y una valiosísima experiencia profesional de liderazgo, motivación, gestión de equipos, comunicación, negociación, marketing, procesos de negocio, planificación, …
En 2011 terminó (o terminé, no lo sé) aquello y comenzó mi andadura en el coaching. Comencé a formarme, nunca estaba contento con lo que me enseñaban y seguía formándome.
Intenté ser coach ejecutivo, luego personal, luego de padres, luego de adolescentes. Cree la Escuela de Coaching para Padres, escribí «El arte de educar para ser», trabajé con colegios, empresas e instituciones públicas.
Algunas cosas funcionaban mejor que otras, pero no terminaba de encontrar la combinación entre lo que me gustaba y lo que hacía.
Pensé que había conseguido desarrollar una forma de pensar que resultaba muy útil para mi y para mis clientes, pero necesitaba más seguridad para saber cómo entregarla a otros de forma eficaz.
Así que analicé lo que había detrás de esa filosofía y estudié mis propias sesiones para saber qué provocaba que el coaching funcionara, hasta conseguir diseñar el actual Coaching Realista.
Y aquí estoy, enseñando coaching en mi propia Escuela de Coaching Realista y haciendo sesiones para ayudar a otras personas a desarrollar ese pensamiento útil que les permite desbloquearse sin que yo necesite comprender su situación ni aconsejarlos.