El viernes pasado estuvimos hablando en la Comunidad de Coaching Realista sobre esos momentos en los que quieres hacer algo, puedes hacerlo y, sin motivo aparente, no lo haces.

¿Qué sucede para que no vayas a por algo que tienes a tu alcance y quieres conseguir?

Si lo complicado se consigue y lo fácil se complica, tal vez la dificultad no es el problema. ¿Para qué quieres lo que quieres?

Estuvimos 8 personas y se compartieron dos casos reales muy diferentes. Aproveché para poner en práctica un nuevo método para las reuniones y creo que fue un éxito porque hubo mucho discurrir interno.

Contamos con la ayuda de un segundo coach profesional que hizo grandes aportaciones, además de la visión de un entrenador que lleva el coaching dentro (aunque no sé si lo sabe).

Estamos evolucionando hacia el coaching de grupo y eso me gusta mucho, vamos a conseguir realizar sesiones que sean tremendamente útiles para la vida de cada uno.

Lanzamos algunas preguntas que incitaban a la reflexión interna. Debatimos sobre ciertos términos. Respondimos en forma privada a algunas cuestiones y aproveché para teorizar sobre ciertos conceptos. ¡Y TODO EN 90 minutos!

En el debate, estuvimos hablando sobre el concepto de recompensa y castigo asociado a la consecución de metas. Aparecieron interesantes y diferentes puntos de vista.

Dimos un repaso a la capacidad de decisión de cada uno en su contexto.

En un momento dado, la sesión se centró en una cuestión importante: ¿Sabes lo que tendrías que hacer?

Vimos que, muchas veces, no tenemos claro cual sería el primer paso a dar. Queremos alcanzar un estado o tenemos un horizonte lejano pero no sabemos qué tendríamos que hacer ahora para ir hacia allí. Creo que casi todos los asistentes se dieron cuenta de que eso que quieren conseguir no lo tienen tan claro. Hubo incluso quien tenía miedo de imaginarse dándose ese paso.

Al ser coaching al grupo, no profundizamos en cada situación, pero seguro que cada cual se llevó sus preguntas para casa. ¿Sé realmente lo que tendría que hacer?

A partir de ahí, la siguiente pregunta es: ¿Cómo te ves haciéndolo?

El Coaching Realista no te va a animar a hacerlo. Vimos cómo los compañeros animaban a la acción, pero el Coaching Realista no trabaja así. Se trata de que la persona descubra si realmente quiere hacerlo y decida por sí misma. Entonces ¿Qué sucede cuando alguien se imagina a sí misma dando ese paso? Ahí tenemos, de nuevo, un punto importante para conseguir información.

Y aparece un concepto digno de ser aclarado: ¿Para qué lo quieres?

Fue necesario hacer una pausa para explicar la diferencia entre «para qué» y «por qué». Dos conceptos en los que seguiremos trabajando, unidos a uno nuevo que desvelaré en la próxima reunión.

El Coaching Realista es una exploración de uno mismo, así que le dimos más vueltas al tema. Cada uno para sí y quien quiso compartió con otros, continuamos la exploración sobre el contexto con una nueva pregunta ¿Para qué no?

Ya teníamos diferenciado el «por qué» del «para qué» y pudimos ver que una cosa es «por qué no lo hago» y otra cosa es «para qué no lo hago».

La próxima reunión será este viernes y supondrá un paso más hacia el coaching de grupo. Cada vez más útil. Cada vez más Coaching. Cada vez más personal.

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