Imagina que estás en una habitación sentada/o con más gente y todos dibujáis un plano. Cuando los comparéis, en mayor o menor medida, serán distintos. Algunas diferencias se deberán a errores de apreciación, otras a errores al dibujar y otras aparecerán por los diferentes puntos de vista de cada uno. Los matices a la hora de apreciar las cosas, la perspectiva de cada posición.

Una parte muy importante del coaching es el incremento de la consciencia. Saber qué nos rodea es crítico para poder manejarnos. La realidad es muy compleja y cada persona dibuja su propio plano. No seré yo el primero en decir que el plano que cada uno a dibujado no es la realidad de la habitación. “El mapa no es el territorio”, que se dice en PNL.

Cuando nos comunicamos (de cualquier forma) con otra persona o grupo de personas, lo hacemos en base a nuestro propio mapa de la realidad y la otra persona (o personas) lo hacen con el suyo. Y cuando hablamos con nosotros mismos o cuando nos lanzamos a la aventura, lo hacemos teniendo en cuenta nuestro mapa, el que hemos detallado todo lo posible pero que sigue siendo nuestro punto de vista y reflejo de lo que nuestra observación ha sido capaz de captar.

El coach nos ayudará a dar más riqueza a ese mapa, nos permitirá ampliar la realidad. Nos ayuda a levantarnos de la silla y a ver las cosas desde otro punto de vista. Nos ayuda a fijarnos en cosas en las que no habíamos reparado.

En una sesión de coaching pueden pasar muchas cosas. Puedes fijar prioridades, identificar alternativas, descubrir nuevos recursos, determinar los siguientes pasos, comprometerte con una tarea, etc. Una de las cosas que más te pueden ayudar es el descubrimiento de lo que te rodea y de ti misma/o. Las preguntas apropiadas te ayudarán a descubrir facetas de ti que no conocías o dar una nueva importancia a las que ya conocías. Al igual que cuando estás en una habitación y alguien te pide que le describas un detalle en el que apenas habías reparado, en una sesión de coaching, una pregunta puede hacer que dediques unos segundos a pensar en algo que se te había pasado por alto.

Conocimiento. Consciencia propia y de tu entorno. Son los cimientos para poder tomar buenas decisiones.

Y para conseguir mejorar estos cimientos sólo necesitas una persona que te escuche y que se fije en todo lo que le cuentas. Si esta persona tiene verdadera curiosidad por lo que estás narrando y sabe cómo hacer las preguntas adecuadas, te preguntará por ese detalle de tu vida que has comentado de pasada pero que parece más importante de lo que tus palabras dan a entender. Entonces puede que descubras algo que no sabías que sabías.

Y puede que salgas de la sesión sin nuevas tareas ni prioridades, pero pensando en algo en lo que no habías pensado antes que abrirá la puerta a un mundo de nuevas opciones. 

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Imagina que estás en una habitación sentada/o con más gente y todos dibujáis un plano. Cuando los comparéis, en mayor o menor medida, serán distintos. Algunas diferencias se deberán a errores de apreciación, otras a errores al dibujar y otras aparecerán por los diferentes puntos de vista de cada uno. Los matices a la hora de apreciar las cosas, la perspectiva de cada posición.

Una parte muy importante del coaching es el incremento de la consciencia. Saber qué nos rodea es crítico para poder manejarnos. La realidad es muy compleja y cada persona dibuja su propio plano. No seré yo el primero en decir que el plano que cada uno a dibujado no es la realidad de la habitación. “El mapa no es el territorio”, que se dice en PNL.

Cuando nos comunicamos (de cualquier forma) con otra persona o grupo de personas, lo hacemos en base a nuestro propio mapa de la realidad y la otra persona (o personas) lo hacen con el suyo. Y cuando hablamos con nosotros mismos o cuando nos lanzamos a la aventura, lo hacemos teniendo en cuenta nuestro mapa, el que hemos detallado todo lo posible pero que sigue siendo nuestro punto de vista y reflejo de lo que nuestra observación ha sido capaz de captar.

El coach nos ayudará a dar más riqueza a ese mapa, nos permitirá ampliar la realidad. Nos ayuda a levantarnos de la silla y a ver las cosas desde otro punto de vista. Nos ayuda a fijarnos en cosas en las que no habíamos reparado.

En una sesión de coaching pueden pasar muchas cosas. Puedes fijar prioridades, identificar alternativas, descubrir nuevos recursos, determinar los siguientes pasos, comprometerte con una tarea, etc. Una de las cosas que más te pueden ayudar es el descubrimiento de lo que te rodea y de ti misma/o. Las preguntas apropiadas te ayudarán a descubrir facetas de ti que no conocías o dar una nueva importancia a las que ya conocías. Al igual que cuando estás en una habitación y alguien te pide que le describas un detalle en el que apenas habías reparado, en una sesión de coaching, una pregunta puede hacer que dediques unos segundos a pensar en algo que se te había pasado por alto.

Conocimiento. Consciencia propia y de tu entorno. Son los cimientos para poder tomar buenas decisiones.

Y para conseguir mejorar estos cimientos sólo necesitas una persona que te escuche y que se fije en todo lo que le cuentas. Si esta persona tiene verdadera curiosidad por lo que estás narrando y sabe cómo hacer las preguntas adecuadas, te preguntará por ese detalle de tu vida que has comentado de pasada pero que parece más importante de lo que tus palabras dan a entender. Entonces puede que descubras algo que no sabías que sabías.

Y puede que salgas de la sesión sin nuevas tareas ni prioridades, pero pensando en algo en lo que no habías pensado antes.

2 comentarios

  1. No eres conscientes de tu propia realidad hasta q empiezamos a plantearte ciertas cosas q antes considerabas normales, vivir en las nubes está bien, hasta q un proceso de coaching te hace aterrizar y eres consciente de lo mal q lo has hecho desde allí arriba.

    Claro q para eso hay q encontrar alguien q te haga pensar en esa realidad, MUCHAS GRACIAS CARLOS.

  2. Muy bueno Carlos…
    Por ahí leí que hay que tener la capacidad de elevarse sobre el campo de batalla y mirar las diferentes posibilidades.
    Saludos.

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