… y, sin embargo, resulta muy inapropiado.

Es una conducta que he visto y vivido muchas veces. Como tantas otras, es más fácil verlo en otros que descubrirlo en nosotros mismos.

Alguien que no saluda, o no responde a un mensaje. Una mirada que no se mantiene o una sonrisa que no se devuelve. Todo puede generar irritación en la persona que no está resultando interesante al otro.

Necesitamos formar parte de un grupo y de la vida de quien nos importa. No deja de ser lo mismo que reclaman los fans adolescentes de sus ídolos a la puerta de un concierto o en un entrenamiento del equipo, cuando gritan su nombre: un poco a atención. Se alegran cuando los miran o los saludan, como si fueran, durante un instante, parte del universo del otro.

La expresión “no me interesas” en castellano es curiosamente representativa, descarga la responsabilidad de interesar en el otro. En principio significa lo mismo que “no estoy interesado” y, sin embargo, en este caso la acción (o no acción) reside en el primero.

Si no generas interés en el otro ¿Dejas acaso de ser interesante? Sea como fuere, es humano que esta situación genere disgusto y ese disgusto lo descarguemos sobre el otro pero ¿Qué sentido tiene responsabilizarle de no estar interesado en uno? Cuando sucede esto, estamos de nuevo mezclando las expectativas y los deseos, con los compromisos. Una vez leí algo así como “Entiendo que esperaras mucho de mí, pero la expectativa era tuya, no entiendo que te enfades conmigo.” Esto lo dejaré para más adelante.

Volviendo al tema de cómo reaccionamos ante el desinterés, ¿Nos paramos a observar cómo gestionamos nosotros el caso contrario? Cuando una persona quiere reclamar nuestra atención (o aunque no lo esté intentando) y nosotros no estamos interesados en aquello que nos cuenta ¿Es nuestra responsabilidad demostrar ese interés (exista o no)?

Hay quien dice que las normas de educación dictan que se debe mostrar un interés relativo por todo aquello que se nos muestra, en ese caso estaremos actuando, fingiendo por educación. Estaremos mintiendo y generando expectativas falsas. (De nuevo las expectativas).

Visto desde un lado, si muestro interés por algo o alguien que no me interesa, estaré engañando al otro. Podría decidir no hacerlo porque me considero una persona auténtica y sincera. En cierta forma, muestro respeto por él al no mentirle.

Desde el otro lado, puede parecer una falta de respeto la falta de interés del otro hacia mí.

De nuevo, es un gran ejercicio vivir las situaciones desde los dos lados para aprender, comprender y respetar.

Creo que esto es aún más complicado porque el motivo real que nos inquieta no es la supuesta ofensa a la persona, sino algo más profundo. El no interés tiene implicaciones relacionadas con el ser y con nuestro lugar en el mundo. ¿Qué hace que te enfades con alguien que no se interesa por ti?

¿Alguna vez has hecho algo esperando que causara impacto en otra persona y te ha disgustado no conseguirlo? ¿Qué emociones ha despertado? ¿Es responsabilidad del otro no interesarse o tuya por no interesar? ¿Está justificado sentirse ofendido?

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