Una vez tuve problemas de espalda debido a que había estado un tiempo trabajando con dos ordenadores e iba cambiando de postura sin mover la silla, lo que me provocó dolor en varios puntos.

El médico me mando al fisioterapeuta y recibí diez sesiones de masaje.

Los masajes comenzaban con un ritual en el que tenía que desprenderme de la ropa y quedarme prácticamente desnudo. Me recibía una señorita que me indicaba dónde y cómo ponerme.

Recuerdo que el masaje iba recorriendo mi espalda y yo tenía que ser consciente de lo que sucedía para indicarle al fisio qué notaba.

También recuerdo cómo, durante esas exploraciones, tensiones y relajaciones había momentos en que la fisio encontraba algo y decidía detenerse un momento.

— Tienes un nudo aquí. ¿Lo notas?

Claro que lo notaba, gracias al especialista identificaba puntos de dolor que por mi mismo no habría notado y que estaban ahí, siendo origen del problema.

Entonces la fisio y yo dedicábamos un tiempo a trabajar ese nudo. Ella hacía su trabajo y yo le iba indicando lo que sentía y qué efecto tenía lo que ella estaba haciendo.

De una forma parecida, en un proceso de coaching personal, aunque se esté tratando un objetivo concreto, una meta a alcanzar, hay veces que se encuentran nudos. Cosas que el coach detecta y muestra al cliente.

— Parece que esto te altera especialmente. Es como si sentirte aceptado en el equipo te inquietara más que la reunión en sí.

Será en estos casos el cliente quien diga si la intuición del coach tiene significado y si es así decidirá si quiere trabajar este nudo hasta que desaparezca y entonces continuar hacia su meta.

Por lo general, en el camino aparecen nudos que deben ser desechos para poder continuar, porque podrían convertirse en un lastre u ofuscar nuestra visión.

Más en particular, uno de los mejores contextos para comenzar un proceso de coaching es cuando tenemos un objetivo claro y alcanzable que nos está costando conseguir y no tenemos claro por qué. Es precisamente en esos casos en los que el coaching nos ayudará a identificar los nudos que no habíamos visto antes y que eran el origen del problema. A diferencia de lo que sucede con los dolores de espalda,  los nudos en el proceso de coaching los deshace el cliente, pues tiene la capacidad y los medios para hacerlo, sólo le faltaba localizar el problema.

2 comentarios

  1. Dos acepciones de nudo en el diccionario de la RAE: «lazo que se estrecha y cierra de modo que con dificultad se puede soltar…» y «aspecto central de una cuestión».
    Me gusta tu propuesta de un fisio/coach que te ayuda a identificar esos nudos, para que antes de seguir en la consecución del objetivo, te pares y los desates…; especialmente si ese nudo se convierte en el «aspecto central de una cuestión».

    Si el coaching es un proceso que te hace parar para desatar sin «apretar demasiado», bienvenido sea.

    Gracias Carlos por compartir tus reflexiones de coach.

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