Esta vez quiero adelantaros el contenido de la próxima reunión de la Comunidad de Coaching Realista.
Tal vez te haya sucedido en algún momento que
- No puedes enfrentarse a ciertas situaciones y lo aceptas como algo que te supera sin saber por qué.
- Aceptas que eres incapaz de hacer algo, aunque sabes que, en teoría, deberías poder.
- No consigues hacer algo que quieres y puedes, pero no lo haces.
- Te sientes mal por no hacer una cosa que deberías querer hacer.
Muchas veces, confundimos lo que queremos con lo que creemos que debemos hacer.
Tenemos obligaciones, deberes y pautas sociales tan integradas que creemos que son nuestras. Incluso algo tan incontrolable como el deseo está condicionado por el entorno sociocultural que nos dice si debemos o no desear una posesión material o una meta profesional.
Algunas personas se sienten culpables por querer cosas que no deberían querer o por no desear lo que se supone que deberían desear. Vivir en el campo, ir de vacaciones, perdonar a quien te ofende, ayudar al vecino, ir a trabajar, respetar a los mayores, desear a la persona inadecuada, salir de fiesta, quedarse en casa… a veces tenemos la sensación de estar contra nosotros mismos, de querer y no querer al mismo tiempo.
Hay quien quiere salir a correr por la mañana pero no lo hace y no lo entiende porque se supone que quiere hacerlo, pero no puede.
Por ejemplo, cuando nos dicen que debemos aspirar a tener un puesto de trabajo fijo, es posible que podamos aceptar esa posibilidad como la más adecuada o rebelarnos a esa idea, porque somos conscientes del mensaje y preferimos la libertad de vivir nuestra vida. Pero hay otros mensajes que son implícitos al día a día. Mensajes que se viven más que se reciben y van calando poco a poco. Cuando no somos conscientes de haber recibido ese mensaje, es posible que no podamos luchar contra él.
¿Alguna vez te ha sorprendido la alegría de conseguir algo que era una tontería?
Tal vez estés confundiendo lo que quieres, lo que crees que quieres, lo que debes y lo que crees que debes.
A veces la confusión no está en el qué sino en el para qué. Hay veces en que queremos hacer algo pero el motivo lo verbalizamos mal y sólo necesitamos averiguar para qué queremos realmente hacer eso y, de repente, aparecen las fuerzas para hacerlo.
¿Qué no puedes hacer? ¿Qué no quieres querer? ¿Qué no puedes querer?
El próximo viernes 28 de febrero debatiremos sobre estos temas. ¿Te apuntas? ¿Quieres apuntarte? ¿Crees que debes? ¿Piensas que quieres? ¿Lo harás?