Existe una vinculación entre el conocimiento intuitivo o tácito de las personas y sus metas. De tal manera que lo que una persona quiere, está relacionado con lo que ya sabe. Con esto quiero decir que lo que una persona busca es aquello que conoce que existe, ya sea material o emocional. Si una persona quiere una promoción laboral es porque sabe que esa promoción existe o es de alguna forma posible. Cuando una persona está buscando una felicidad es porque esa felicidad ya la ha vivido en algún momento de su vida o la ha visto en otros. Si alguien quiere disfrutar viajando es porque sabe que viajar le gusta y porque sabe que viajar es una opción que existe.

El conocimiento está ahí y la conversación de coaching ayuda a que aflore.

Por ejemplo, para mejorar las dotes directivas, el ejecutivo es quien sabe qué le han dicho que se espera de él y qué quiere conseguir, sabe lo que siente cuando se enfrenta a ciertas situaciones y sabe lo que ve en los demás. Esto le ayudará a determinar el plan de acción que incluirá acciones propias, formación, investigación y apoyos. El punto de vista de una persona que no tiene opiniones ni consejos le será muy útil para aclarar aspectos como quién le puede ayudar y a quién quiere pedir ayuda (que no es exactamente lo mismo), qué le han dicho que se espera de él y que es lo que él piensa que debe mostrar, qué le gusta hacer y qué se le da bien, etc.

Para mejorar una relación (personal o laboral), los hechos y las experiencias son importantes. Esa información sólo la tiene la persona y el coach le ayudará a extraer lo que le es relevante para ir al siguiente paso.

Para mejorar una competencia profesional, como mejorar las habilidades comerciales, la persona conoce su negocio, el contexto, la empresa, los nuevos compañeros, al jefe, el producto. Tiene toda la información que necesita para determinar el siguiente paso. El coach le ayuda a desmenuzarlo y determinar qué es lo mejor que puede hacer a continuación que esté en consonancia con lo que él quiere conseguir y sus habilidades, aquellas con las que se siente cómodo.

En definitiva, en cada caso es lo mismo: encontrar dónde está el suelo más firme para pisar y avanzar, sin necesidad de correr, hacia el objetivo deseado. Eso sólo lo sabe la persona aunque aún no sepa cómo averiguarlo. Y ahí es donde lo ayuda el Coaching Realista Centrado en la Persona.

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