Cada persona tiene sus propias barreras y herramientas. La confianza plena en que la persona está en su camino es crítica para que el coach no imponga su ritmo.
En un proceso de coaching, será la persona quien marque la agenda y el coach tiene la obligación de ayudarla a que sea realista, retadora y ambiciosa.
Centrar el proceso en las tareas o en las emociones será una decisión conjunta, sabiendo que ambos temas deben tratarse para conseguir el éxito del proceso.
El coach siempre querrá ir más allá y resolver las dudas y los problemas a un nivel más profundo que el declarado, siempre de forma honesta y de acuerdo con la persona.
En un proceso de Coaching Realista Centrado en la Persona, el coach mira lo que hay detrás de cada objetivo declarado, buscando una forma de alcanzarlo que aporte a la persona algo más. Un proceso exitoso permite a la persona desarrollarse y mantener la capacidad de aprendizaje y de observación para futuros desafíos, porque el coach está de paso.
Este me ha encantado, 🙂