Me he encontrado muchas veces a personas que interiorizan en su ser lo que está sucediendo en su trabajo. Son situaciones en las que uno siente que está fracasando como persona por un problema laboral o que no consigue manejar una situación que debería ser profesional, por cómo le afecta por dentro.

Si te resulta familiar, este artículo puede serte útil.

Mi trabajo se basa, sobre todo, en el enfoque personal e individualizado de cada uno, pero es cierto que hay algunas situaciones que se repiten como si hubiera un patrón y esta es una de ellas.

No me gustan las recetas que sirven para todos, creo que eso no es realista. No te voy a dar una solución universal. La filosofía del Coaching Realista y del Pensamiento Útil es que los problemas pueden tener un patrón, pero la solución es individual.

Aunque me resulta complicado hacerlo de forma sencilla, voy a explicar una situación que he visto muchas veces y voy a tratar de darte unas pautas de actuación para encontrar tú solución. Lo ideal es hacerlo con un profesional de la indagación que no te aconseje, pero el auto-coaching también funciona.

La situación que voy a comentar y sobre la que voy a proponer actuar es aquella en la que confundimos lo que hacemos con lo que somos o nuestro trabajo con nuestra forma de gestionarlo. Pero esto lo explicaré más despacio ahora.

Un ejemplo

Supongamos que un compañero nos dice algo como “Esto que has hecho está mal, no es como debe hacerse” y tú reacciones de forma airada, enfadándote o, al contrario, acatando la crítica injusta. Es posible que después te sientas mal porque no has respondido como te hubiera gustado, además te sientes culpable porque no has hecho bien tu trabajo y todo esto te hace emitir una mala opinión sobre ti mismo.

Estás en una situación en la que no te gusta la calidad de tu trabajo, no has sabido defender tu postura, te sientes desmotivada/o y culpable pero no sabes cómo resolverlo. Por mucho que lo intentas no lo consigues y te frustra. No tienes ganas de cambiar y lo poco que consigues requiere mucha fuerza de voluntad. No sabes si salir corriendo y quedarte a luchar, pero una parte de ti se resiste a intentarlo y otra no quier dejar de hacerlo.

¿Cómo lo resuelves? ¿Buscas motivación? ¿Te propones hacerlo bien la próxima vez? ¿Te culpabilizas por no haber hecho bien tu trabajo? ¿Te martirizas por no ser capaz de manejar la situación? ¿Piensas que siempre es lo mismo y no eres capaz de mantener la calma y defender tu postura? ¿Crees que deberías tener más cuidado con la calidad de lo que haces? ¿Piensas que tienes que cambiar? ¿Te prometes a ti misma/o que nunca más sucederá esto?

Sea lo que fuere, piensa por un momento en las diferentes áreas de actuación posibles. En este ejemplo yo veo tres: TRABAJO – SER – DESENVOLTURA.

Ámbitos de análisis y actuación

TRABAJO se refiere a tu habilidad, conocimientos y en general todo lo relacionado con tu responsabilidad laboral. Es aquello que estaría en tu currículo. Son las variables relacionadas con la operativa de tu responsabilidad. La capacidad técnica o de experto. Lo que se puede estudiar o aprender con la práctica.

SER eres tú. Es tu esencia, es lo que te duele o te motiva por dentro. Es esa parte de ti que está en la oficina, en casa y en el autobús. Son tus ánimos, tus miedos, tu energía. Todo lo que va contigo estés donde estés.

DESENVOLTURA es la forma en que te relaciones con los demás y gestionas con el mundo ciertas circunstancias. Como el trabajo, también son habilidades que se pueden aprender y desarrollar pero hacen referencia a cómo hablas con las personas, como te expresas, como pides o como aceptas y rechazas peticiones.

Puede haber otras, pero en este caso he visto estas y son las que me he encontrado como más habituales. Si revisas la descripción del ejemplo y las posibles opciones que he planteado, verás que cada alternativa está enmarcada en una o varias de estas áreas. Se refiere a cómo lo vives, cómo te comunicas o las habilidades de resolución en el ámbito del trabajo.

Todas las quejas y todas las opciones están en una de esas áreas: Qué haría un experto (trabajo), cómo quiero vivirlo (ser) y qué puedo hacer con lo que sé (desenvoltura).

El error es la mezcla

Un error común es confundirlas y mezclarlas. Permitir que un trabajo de poca calidad afecte a la percepción que tienes de ti como persona o que intentes cambiar la forma en que te relacionas con tu compañero como si fuera la solución a un problema técnico. Todas las áreas se ven afectadas y todas requieren actuación, pero de forma separada.

Cuando identifico algo así en un proceso de coaching, animo a la persona a diferenciar qué sucede en cada ámbito para después buscar opciones de actuación en cada uno. Lo más importante es que no se mezclen.

Si estás viviendo una situación parecida a la que estoy describiendo, es crítico que aprendas a observar que no se trata de UN problema, sino de (al menos) TRES y cada uno debe ser gestionado por separado e, idealmente, a la vez. Si consideras que todo es un mismo problema, lo más probable es que intentes resolver cada situación desde donde no procede.

Seguramente no sería tan grave si supieras cómo hablar con tu compañero sin alterarte (desenvoltura). O si simplemente te importara menos (ser), o si supieras que la próxima vez lo harás mejor (trabajo) o que eres una gran persona aunque tengas limitaciones técnicas (ser). Cada una de estas opciones está dentro de uno (y sólo uno) de esos ámbitos. Conseguir un progreso en cualquiera será un paso importante para manejar el problema en conjunto.

Mantén las cosas en su sitio

Una vez que has identificado los ámbitos que están dentro de tu problema concreto, el siguiente paso es aprender a identificar cuándo estás recibiendo información de uno y de otro. Por ejemplo, si estás trabajando hasta tarde y no consigues el resultado que deseas, debes tener muy presente que la carencia está en el ámbito del TRABAJO y no del SER, por lo tanto tu análisis y actuación deben estar centradas en tus habilidades y no en tu valía personal. Ten cuidado de no decir al día siguiente que es falta de compromiso, porque no será cierto.

Del mismo modo, si al día siguiente te ves envuelta/o en una discusión sobre este tema y no consigues defender tu postura como te gustaría, debes tener claro que en ese momento estás en el ámbito de DESENVOLTURA, ya que no es un problema de habilidad en el trabajo ni de ser de una forma y otra sino que ahí lo que está fallando es cómo te desenvuelves en esa discusión.

Son cosas diferentes que generan malestar en torno a un contexto común, pero no son el mismo problema.

Cada situación ofrece información y necesita actuación en uno o varios ámbitos diferentes. Los estamos mezclando cuando decimos cosas como “Quiero aprender a hacer esto para no volver a sentirme mal en la reunión de seguimiento”. ¿Te suena algo parecido?

Cuando tenemos los ámbitos identificados y procesamos la información de forma separada, podremos planificar y actuar sobre cada elemento.

Sólo quiero añadir una cosa más. Por lo general, cambiar en el SER es lo más importante porque afecta a todo lo demás.

Y ahora ¿Qué?

Cómo abordar esto es diferente para cada persona. Como dije antes, mi trabajo es muy individual. Aun así, puedo dejarte algunas pistas para que por tu cuenta saques provecho de lo que he publicado aquí.

  1. Piensa en algo que te frustre en el trabajo y descríbelo en detalle.
  2. Encuentra los ámbitos que lo rodean. Para esto puedes usar a un amigo o escribir una descripción de la situación e ir extrayendo distintas visiones del problema.
  3. Esfuérzate en diferenciarlos en cada momento. Tenlo siempre presente. Puedes crearte un recordatorio visual, como unas letras en un papel. Asegúrate de tener claro que no son lo mismo.
  4. Identifica necesidades diferentes y específicas en cada uno.
  5. Estudia las opciones dentro de cada ámbito.
  6. Planifica acciones que satisfagan necesidades en cada uno.

Comprendo que estos pasos puedan ser complejos, es parte del trabajo que se haría en un proceso de Coaching Realista, pero no te desanimes, con paciencia irás viendo cómo puedes aislar las distintas facetas de un problema y podrás mejorar la forma en que lo gestionas.

Un último comentario

Otra confusión que he visto es cuando varias situaciones generan una misma emoción (o eso piensa la persona) y la persona cree que todo es un mismo problema a lo que le quiere dar una misma solución. Explicado así, comprenderás que no funcione.

Puede ser este el caso de una persona que se siente frustrada en el trabajo y no consigue resolver esa frustración. Durante las conversaciones pude ver que mezclaba dos situaciones, una era aquella en la que le pedían cosas demasiado sencillas y la otra sucedía cuando el esfuerzo realizado no obtenía resultados. Ambas situaciones le generaban lo que él llamaba «frustración» pero no veía que eran dos problemas independientes, él sólo consideraba que «su trabajo era frustrante». Cuando le dimos un nombre distinto a cada emoción, pudo gestionarlo mucho mejor. Ahora, cuando le piden una tarea que no es un reto lo gestiona de una forma y cuando su trabajo (haya sido o no retador) no ve la luz lo gestiona de otra, porque…. ¡NO SON LO MISMO!

Igual que, ante un error cometido en el trabajo, no es lo mismo cómo te sientes por haberlo hecho mal que cómo te sientes por no haber sabido luego manejarte o cómo te afecta en tu vida personal. Aunque tengan el mismo origen…. ¡NO SON LO MISMO!

El pensamiento útil ayuda a diferenciar estas cosas para que puedas afrontarlas de forma ordenada y exitosa.


Gracias por compartir en las redes sociales y por comentar. Me ayuda a dar más visibilidad a mi trabajo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *