Después de una semana de parón, aquí estamos de nuevo hablando de la Comunidad de Coaching Realista.

Si estás leyendo esto y no sabes lo que es, te animo a que mires este enlace que contiene toda la información.

El pasado viernes 28 de febrero nos reunimos un grupo de amigos, algunos nuevos y otros no tanto, para charlar sobre esos momentos en los que no sabemos si queremos o no queremos hacer algo. Fue ese día en que me cogió con fiebre y el ritmo no fue todo lo rápido que me hubiera gustado pero, aun así, las opiniones recogidas sobre el evento fueron muy positivas. Luego, como siempre, nos fuimos de cañas y yo me tomé una infusión porque estaba malito 🙂

Comenzamos con unas preguntas, reflexión y debate sobre esas situaciones personales que generan cierta tensión interna:Puedo y no sé si quiero.

Quiero y no puedo, así que no hago.

Quiero pero no quiero al mismo tiempo.

Este fue el primero de varios momentos de introspección personal donde cada uno rememoró lo que considero apropiado. Me permití dejar ciertos instantes de silencio cuando me pareció que los asistentes estaban recordando vivencias o emociones personales que estaban prefiriendo no compartir.

Acompañamos estos instantes con preguntas como «¿Sabemos lo que queremos?» o «¿Qué beneficios nos aporta no hacer lo que queremos hacer?«. De nuevo hubo silencio y cada cual pensó en su situación, creo que se despertaron ciertas emociones y las aportaciones fueron geniales.

¡GRACIAS POR VUESTRA APORTACIÓN!

Se pusieron sobre la mesa cuatro ejemplos personales que no considero apropiado reproducir aquí y que sirvieron para ilustrar lo que íbamos comentando. Cuando alguien expone en voz alta la aplicación de lo que vamos viendo, facilita mucho el desarrollo de la sesión.

Hablamos de situaciones personales y profesionales reales en las que no sabemos qué queremos e incluso actuamos en contra de lo que pensamos que queremos. Algo que, teóricamente, no debería ser posible.

Hablamos sobre las decisiones y alguien dejó caer que todo tiene consecuencias, incluso no tomar la decisión. Vimos el concepto de la fantasía de la no decisión. Cómo el hecho de no actuar ya es en sí una decisión, aunque parte de nosotros crea que no es responsable de lo que suceda, o sí… hubo varios puntos de vista interesantes de donde cada cual se llevó el aprendizaje y la reflexión que más le aportó.

También compartimos que, para algunos de los asistentes, la mente busca excusas para no actuar y, tal vez, no sentirse responsable de lo que suceda. De una forma consciente, sabemos que no actuar también es una decisión y somos igualmente responsables de las consecuencias. Es como si una parte de nosotros metiera, cual avestruz, la cabeza bajo la tierra para ignorar el problema, mientras otra parte alertara de que eso no resolvía el problema. En ese punto charlamos un rato sobre el concepto de cobardía y miedo.

Todos coincidimos en que sí de verdad quieres algo, vas a por ello. Cuando no hay dudas sobre lo que quieres, lo intentas conseguir.

Entonces, cuando no vas a por algo ¿Será que no hay una opción que realmente quieras? Es decir, que estás barajando posibilidades y ninguna que satisface del todo. Alguien lo describió como un «Combate de valores» o «Valores contra motivos».

Aquí aproveché para exponer un concepto del Coaching Realista y es que cuando queremos elegir entre dos opciones y no conseguimos aclarar nuestra mente, es posible que estemos necesitando generar nuevas posibilidades. A veces creemos que debemos elegir entre lo que se nos ofrece, pero suele existir la posibilidad de componer algo más a medida. Cuando la persona duda ante una decisión, es posible realizar un ejercicio de descubrimiento para averiguar qué cosas buenas le aportaría cada una de las posibilidades y que inconvenientes tienen, de esa forma se puede sintetizar qué se quiere realmente y, desde ahí, buscar la forma de quedarse con lo bueno y gestionar lo no tan bueno. Esta ida aparece mucho en las conversaciones de coaching y no se resuelve en un momento, le dimos una vuelta, lo expliqué un poco más, le buscamos la aplicación en los ejemplos expuestos y, quien lo consideró útil, se lo llevó a casa para trabajarlo.

¿Quiero algo de esa situación pero otras cosas no?

¿Cuáles son todas las piezas que sí quiero? ¿Qué opción compondrían?

¡A propósito de «trabajar»!, entregué un ejercicio a los asistentes para que se lo llevaran a casa y pudieran aprovechar estos conflictos internos para conocerse mejor y decidir.

También hablamos sobre la responsabilidad. ¿Qué estoy dispuesto a sacrificar por lo que quiero? Muchas veces sabemos que queremos algo, pero no vamos a por ello y tal vez sea porque no estamos dispuestos a sacrificar ciertas cosas. Si no ponemos foco en el precio a pagar por el objetivo, tal vez nos quedemos en la duda de por qué no hago algo, cuando quiero hacerlo.

Hablamos un rato sobre los conceptos de Conciencia, Responsabilidad y Acción. Uno de los pilares del coaching.

«Necesitamos la tranquilidad de haber sopesado».

Otra perla que un asistente dejó caer fue «Necesitamos la tranquilidad de haber sopesado». Fue una afirmación que, a mi parecer, ofrece mucho en lo que pensar. Deja ver la posibilidad de que necesitamos calmar nuestra conciencia ante las posibles consecuencias y para eso nos obligamos a razonar y encontrar motivos objetivos que justifiquen nuestros actos. Lo que nos lleva a la siguiente aportación: «Encontrar un motivo objetivo nos exime de la responsabilidad».

Generamos más debate con dos nuevas preguntas «¿Alguna vez hemos elegido algo sin querer lo que estamos eligiendo?». De nuevo algo de silencio e introspección para continuar con la siguiente ¿Alguna vez nos hemos arrepentido nada más elegir?

Lo que nos llevó a una pregunta lanzada desde el debate:

¿Existe la decisión correcta?

¡QUE GRAN PREGUNTA!

Y que grandes respuestas como…

Sí, para el momento en el que estás.

Sí, si está alineada con tus valores en ese momento.

En ambos casos apareció el concepto temporal, relacionando «la elección correcta» al momento y el contexto de cada situación. Lo que, por cierto, nos llevó al sentimiento de culpa de las dos primeras sesiones de la Comunidad de Coaching Realista.

Y uniendo todo esto, de nuevo una gran conclusión: «Puesto que puedes no elegir, no existe la decisión correcta entre A y B».

Agradezco de veras la asistencia de todos, cada vez somos más y se pone más interesante. En la próxima, prometo estar más dinámico, es que estaba malito 🙂

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